lunes, 8 de diciembre de 2008

Memories.... misery

¡Pero cuánta mierda!

....

Cuánta mierda, sí. Es abrir el cajón de los recuerdos y encontrar un montón de puñales, de palabras que exhalan podredumbre, de mentiras, de dolor. Y si solo fuera eso.... Pero resulta, ¡y es increíble!, que van de la mano con muchos de los momentos más felices de mi vida.

Y no puedo olvidar. Ese es mi castigo. Soy incapaz de hacer que se pierdan, en el infinito espacio de mi memoria, todos esos momentos, ¡buenos y malos! ¡Ya me da igual!, todas esas experiencias que hicieron que sea quien hoy soy.

Quiero mirar el sol del amanecer sin recordar que hubo otro más brillante, sin pensar en ese otro que tenía más nubes pintando el horizonte, sin comparar si en algún otro fui más feliz.

Pero no puedo conseguirlo. Siempre me acompañaran las palabras, los diálogos, los sueños que perseguí y que abandoné, los cuchillos por la espalda, las copas en compañía, el áspero vino cayendo a solas por mi garganta, la soledad del atardecer. Siempre me acompañaran, ¡No, no me acompañan, me persiguen!.... siempre me perseguirán esos tantos otro yo que un día fui.

Sólo espero que llegue el deseado momento en que sea incapaz de recordar que esa maravillosa ciudad, que se levanta en el horizonte, es Berlín.