miércoles, 3 de enero de 2024

H4: Hundido, hijo de puta!

Todo volvió a empezar cuando quedó con él para tomar café. No es que fuera exactamente igual pero definitivamente sí muy parecido, como si un halo descafeinado le hubiera pasado por encima a los sentimientos que despertaba la historia original.

Por otro lado el hecho de que su interlocutor fuera capaz de comportarse como una persona más normal le llamaba poderosamente la atención y la atraía con una fina melodía que ella esperaba (y no, no pienses en eso, y sí, quizás sea diferente, y no, y sí, y dolor de cabeza...), acabase de forma diferente a la anterior pieza que les unió. No es que esperase que hubiera un idilio romantico que acabase en fastos de perdices, (no era tan gilipollas) pero si que tenía la esperanza de que las cosas terribles que había visto en el alma de aquel hombre fueran, en realidad, un error de percepción, (porque en el fondo si que era un poco gilipollas, la pobre).

La mañana después de aquella cerveza, ese reencuentro y esos polvos que habían sido sin duda los mejores desde que lo conocía, le llegó a su nariz emocional un leve tufillo a pasado. Era un olor casi inperceptible, como cuando te tienes que acercar mucho a unos filetes para entender que tienes que cocinarlos ahora o nunca. Entendió que había algunas similitudes entre lo que había pasado exactamente en las Navidades de hacia 4 años y lo que estaba pasando ahora. Y pensó que era gracioso.

A medida que los días transcurrían la gracia se iba diluyendo y la sonrisa se torcía. Entendio que ambas situaciones tenían mucho más en común de lo que ella había imaginado. Pero como seguía siendo la misma persona siguió dando los mismos pasos, no ya para tropezarse con aquella misma piedra. Sino para escalar aquel peñón enorme de nuevo. El edor a corrupción y miseria del pasado empezó a llenarlo todo, cada particula que conformaba el aire era pútrido y fétido y lleno de la profunda tristeya de antaño. El estomágo se le encogía y tenía dolor físico ante la perspectiva de que, de nuevo, el único motivo porque el que él la había rondado con tanto empeño y decisión, por lo que había mostrado interés y le había escrito incluso en las más lejanas distancias era solo uno: sacarse el veneno. Y ahora que ya lo había hecho y lúcido suficiente como para sopesar que ella tenía VPH no volvería a hacerlo jamás. Lo peor es que ella sabía que iba a pasar esto desde el pincipio. Y no hizo nada más que confiar en algo que sabía que no iba a pasar.

Aún siendo la misma persona y aún siendo bastante gilipollas, esta vez (igual que la anterior), cogió su dolor, cogió su orgullo, cogió su sinceridad y su valentia y empezó de nuevo la que sería, otra vez, la última conversación. Lo que cambió y lo que esperemos que cambie el rumbo de nuestra protagonista es que esta vez no hubo reproches, ni muestras de daño causado, ni tan siquiera le pidió responsabilidad alguna por la innanición de actos de él. Sólo un Feliz Año Nuevo, una pequeña charla intrascendete para ella, y un "cuídate".

Ella nunca sabrá lo que pensó él, exactamente en aquel momento. Nunca sabrá si entendió que ella estaba cerrando una puerta y dinamitando una roca. Se quedará ciertamente con las ganas de saber si la echó de menos para algo más que para follar y por qué tanto empeño en hacerlo con ella cuando hay tantos otros seres humanos en el mundo. Pero todas esas pequeñas intrigas quedarán eclipsadas por un hecho cierto y es que aunque sea con 4 años exactos de diferencia ella por fin hizo lo correcto.

Se acabó la partida.