lunes, 26 de septiembre de 2022

Las mujeres de mi vida

Es curioso como, desde casi siempre, si pienso en las personas importantes de mi vida, de alguna manera torticera y extraña siempre se acaban colando, casi por inercia, más hombres que mujeres en la lista. Incluso si pienso en interacciones puntuales con un gran impacto en mi vida, acaban sumándose a la lista más nombres masculinos que femeninos.

 Pareciera que tenga más sentido o que aportan más o que te dan más chocopuntos por añadir muescas, mellas, cicatrices y elevaciones de ellos que de ellas. Aunque para ser sincera, ahora que ya tengo unos años y que soy, lentamente, capaz de ver el heteropatriarcado en mis ojos y también, y también lentamente, de fijarme en las interacciones con mis congéneres y darle el peso que se merecen y necesitan; me siento yo en la propia necesidad de rendir un humilde tributo y de construir este altar de palabras dedicado a todas y cada una de las mujeres de mi vida.

Empezaré por el Amor de mis Amores. Y quiero empezar por ella, porque como en el amor heterosexual romántico de las películas, la tuve, la perdí y volvió a mis brazos con mayor intensidad que antes. Nunca pensé que me pudiera sentir tan cerca de alguien estando tan lejos durante tanto tiempo. Nunca me imaginé que encontraría a alguien tan generosa ni tan sabia pese a su edad. Nuestra loca historia de amor empezó en una carnicería, (según ella), se consolidó bailando frente a más de 100 personas y sigue viva porque… por mi parte porque me hace sentir dichosa. Habría que preguntarle a ella por qué.

No puedo olvidar a las tres fantásticas sorpresas que me ha traido la primera mitad del 2022: Irene, que me ha enseñado a no correr pero sí sudar, abriéndome un hueco en una lista en la que la mayoría no sólo teníamos situaciones especiales físicas sino también emocionales. 

Sara que me ha mostrado que incluso estando confusa, dolida, herida y desmotivada se puede seguir siendo un ser humano excepcional, empática, dulce y fuerte. De una manera en la que ella ni siquiera es aún consciente. Sólo puedo esperar que la vida le conceda todo lo que se merece y que ella se permita ser feliz. 

Y la última, pero no por ello menos importante mujer de la lista de personas mujeres maravillosas de este 2022: Julia. Julia es un unicornio al que si le preguntas si los unicornios existen te dice que no. Dulce y cariñosa, parece delicada, casi débil… te engaña. Bajo esa piel se esconde una mujer que si bien es cariñosa, dulce y super honesta, también es resistente, fuerte como el diamante, con una voluntad inamovible y una energía inagotable. Un regalo para este mundo y quienes tenemos la suerte de conocerla.

Tengo que decir que, a través de esta tardía reflexión sobre estas tres mujeres, he sido capaz de estimar. Aún con mayor exactitud, la admiración, el respeto y el profundo amor que ya sentía por otras mujeres. Esta nueva perspectiva me la oportunidad de poder identificar y definir mejor aquello que me maravilla y me une a otras mujeres.

Cómo Beccs, sólo sé una mínima parte de las cosas por las que ha pasado esta criatura y ya me parece que la mayoría de nosotros ni siquiera hubieramos sobrevivido. Pero ella no es como nosotros, ella es increiblemente fuerte y positiva y encuentra su camino, aunque a veces no sea el más correcto o el más fácil a ojos de los demás. Y yo no puedo más que mirarla boquiabierta y pensar que su fortaleza es simplemente brutal.

También Beah, a quien desterré de mi cercanía porque me parecia incompresible e ingobernable y sin quien ahora no podría imaginarme. Siempre dispuesta y siempre empática. Y siempre ayudándome.

No hay un día en que no piense en Araceli, se me saltan las lágrimas sólo pensar en lo mucho que la he tenido que asustar y lo fuerte que ella ha sido parta que no se le note. Hay poca gente con más disposición paya ayudar mientras mantiene la cabeza fría y no podría alegrarme más de que sea mi hermana.

Qué decir de Maria ? Que me da esperanza de que las nuevas generaciones sean mejores teniendo claro un feminismo, un hermanamiento con su género, (en lugar de enfrentamiento), y una lista de "red flags" conocida e interiorizada que ya hubiera querido yo a mis 20.

Y hablando de tocayas, nunca es demasiado pronto para hablar de mi madre. El problema es que ni juntando todas las palabras del mundo le haría justicia a una mujer que lo ha dado y lo da todo por mi. Pese a los años y la distancia generacional no puedo más que darle las gracias por el infinito esfuerzo que ha hecho siempre por entenderme, escucharme, confortarme y hacerme sentir querida. Siempre anteponiendo mi bienestar al suyo. No podría quererla todo lo que se merece ni aunque viviera 1000 vidas, pero hago lo que puedo.

También Bea me ha enseñado, a través de los años, varias valiosas lecciones. Quizás la más importante sea que puedes ver tus planes y sueños hechos realidad sin necesidad de renunciar a ser la misma maravilla de persona que has sido siempre. Aunque últimamente también me acuerdo de ella por la fuerza estoica que me ha mostrado en muchos momentos en los que yo hubiera flaqueado de cuerpo, alma y corazón. Espero que algún día pueda
disfrutar del San Bernardo, que es lo único que le falta.


A estas alturas no puedo mentir, estoy dilatando escribir sobre Claudia. A ella ya le he dedicado un par de cartas llenas e palabras honestas y necesarias y tengo miedo de no estar ahora a la altura en esta epístola grupal. Creo que la única manera de no decepcionar(me) es centrarme en esta nueva faceta que conozco de ella. Empezó en la última quedada antes de Navidad en 2021 en la que estuve, cuando le dije que lo había dejado con Paul y ella me dio un abrazo que podría haber calentado el vacío del universo. Ahí empecé a fijarme en una dimensión que, aunque conocida, nunca había medido en Claudia: su profundidad. Un poco la versión espiritual de encender una bengala, lanzarla a la oscuridad en un hoyo y esperar a que deje de caer, contando los segundos, para poder calcular la distancia. Y aquí me hallo, esperando a que deje de caer y comprobando que, como bien me dijo Carmen, Claudia se mueve verdaderamente entre lo divino y lo humano. Pero más cerca de lo divino.

Y hablando de Carmen y de como esperó, según era su deseo, a cumplir la edad de su madre, 104 años para dejar que Dios se la llevase a su lado. Una mujer a la que el amor, el de los evangelios, el de verdad, el de con los ojos cerrados y sin prejuicios, era el único que le valía y el que regía su vida. Lamento no haberla podido visitar en su último año y medio de vida pero por otro lado tengo el consuelo de que si el cielo no existe, habrá sido inventado para ella.Tengo el segundo whisky a la mitad, (sí, esto me pilla en medio de Lobo y he sido interrumpida unas cuantas veces), y noto que cuanto más pienso más se me acumulan las palabras y esas excepcionales mujeres a las que proyectar con ellas.

Casi se me escapa Marta, con esa sonrisa perenne en los labios y todo ese amor tan limpio y perfecto que le rebosa por los poros. La clase de persona con la que la distancia no supone separación y el paso del tiempo es inexistente. La clase de maravilla que siempre está ahí para escuchar, apoyar y aconsejar. Le debo mucho más de lo que ella puede imaginar.

No puedo evitar tener en especial estima a Paula, a la que conocí en el Z ! y que me mostró como de buena anfitriona se puede ser a la hora de permitir a alguien conocerte y sentirse cerca de ti. 

Mis pensamientos también van para Erika, que me ha demostrado que se puede ser una dama de hierro y no tener nada que ver con el saco de mierda de Tatcher, que tener éxito no está reñido con la sororidad, la empatía y la justicia laboral.

A Rocio, que pese a la adversidad, tiene siempre un "qué tal?" y muchas palabras y obras. Y además, aunque esto no tenga relevancia emocional, siempre me ha parecido de las mujeres más guapas que he conocido.

A Sara, por muchas cosas, de las que querría destacar dos. Nunca he conocido a nadie con tanta cantidad de trabajo y tanta necesidad de horas extras y tanto derecho a estar enfadad y que a su vez siempre tuviera a los pacientes en mente, cuando el resto del mundo le estaría prendiendo fuego a todo. Además, siempre esta preparada para ayudarte a tirar todas esas cosas que tu bi sabes que no necesitas, pero ella sí. Y que aunque parezca un simple acto de limpieza, es más un exorcismo y ella el Padre Karras.A Sandra por su sororidad.

A terribilitá por sus stories y por compartir parte de su vida sentimental y permitirme a ratos verme reflejada en ella. A Rebeca, porque como dice Terribilitá, es muy bonita y yo muero por sus captions. A Jed Phoenix por cambiarme la vida aunque no lo sepa, espero algún día encontrar las palabras para contárselo. A mis dos profes de frances: a la primera por enseñarne el idioma aunque no fuera maja y a la segunda por ser maja aunque no aprendiera demasiado. A Rebeca, mi profe de inglés con la que aprendí la mayoría de lo que sé del idioma. A Rose por enseñarme a bailar el Hookie Cookie en el viaje que me cambio la vida. A mi vecina del tercero, a la que la depresión le gano la batalla mientras yo estaba en el salón, (sólo tú sabes cuantas veces intentaste sobreponerte a lo único que te iba a liberar del sufrimiento. Gracias por dejarme jugar con tu gato).A mi abuela materna, siempre me quede con ganas de peinarle la larguisima cabellera blanca. A Emma Gördgard porque siempre me defiende en Twitter y me encantaría conocerla. A Tere y a Rosa por empezar a mejorar el barrio a base de invertir su tiempo libre. A las carniceras de la esquina, nunca una tienda se sintió tanto como casa. A las cajeras del Edeka, porque se sienten cercanas aunque no lo digan, A Día, por acordarse de mi en el momento más importante. Estoy deseando volver a abrazarla.Y a tantas mujeres poderosas, bellas por fuera y por dentro, empáticas y maravillosas.

Y por último a mi. La mujer más importante de mi vida. Hace un año no hubiera tenido la lucidez de escribir esto. De hecho no tenía ninguna lucidez. Así que un último hurra, viva y bravo. Por seguir intentándolo aunque a veces no sepa siquiera que es lo que hay que conseguir.

Gracias a todas. Alimentais mi vida y mi alma de manera que a veces ni siquiera entiendo, pero que solo puedo agradecer.

domingo, 22 de mayo de 2022

Bathtube sex

No puedo dejar de pensar que hace un año estaba follando en una bañera.Y no puedo, tampoco, dejar de comparar esa situación con la actual: aquí, sentada, escribiendo y sintiéndome profundamente sola. Y lo que más me jode es echar de menos ese día, sabiendo que en realidad, nada funcionaba como debería debajo de la jabonosa superficie que me rodeaba.

Es increiblemente doloroso y, a la vez, me enfada profundamente, echar de menos momentos como ése porque sé que eran destellos de una felicidad lejana, aturdida por la depresión. Supongo que a la vez me culpo pensando que ahora que estoy saliendo de mi propia caverna debería estar contenta en lugar de sentirme miserable por tomar consciencia de mi realidad.

No sé, uno piensa... Yo pensaba que una vez tuviera controlada la ansiedad y la tristeza todo volvería a la normalidad. Y, de algun modo, lo ha hecho. Pero la normalidad no es la misma que era antes y ahora todo parece difícil, lejano, triste y solitario. No importa cuanta gente tenga alrededor, el miedo a la certeza de que se irán o me iré, aunque sea a dormir, hace que no pueda disfrutar de los momentos que comparto con ellos como debería. Además, los cimientos sobre los que he construido mi vida se tambalean, y yo ni siquiera sé hacía dónde saltar o como seguir.

Hay determinados momentos donde simplemente estoy. Existo y hago cosas aunque no tengo claro el por qué he de hacerlas. Hay momentos en los que todo pierde su significado y dejo de entender por qué hay un planeta llamado tierra, lleno de gente que hace cosas y que además está motivada para hacerlas.A veces no entiendo por qué ir a tomar algo, esforzarte en cocinar algo rico o en hacer deporte. Tampoco entiendo las relaciones, ni siquiera la que tengo conmigo misma. A veces me encuentro a mi misma hablándome, dándome ánimos o explicándome por qué hay que hacer algo. Y muchas veces ni siquiera me creo cuando me digo esas cosas.

Así que, como ya he mencionado, estoy enfadada: Por qué ahora que tengo toda la información no soy capaz de curarme? Por qué tengo qué seguir sintiéndo todo este dolor? Este miedo? Esta angustia? Esta soledad que lo engulle todo y me parte en mil pedazos? Por qué no puede ser menos perspicaz o más abiertamente tonta como para no darme cuenta de lo jodido y complejo que es todo? Por qué no puedo ser como los demás y conformarme con lo que parece hacer feliz a la mayoría?

He intentado dejar mis rarezas, cortar mis ambiciones y dejar de perseguir el placer en la forma en la que me eleva. Lo he intentado con todas mis fuerzas. Y me es imposible. Me estalla la cabeza. Odio mi vida y no la reconozco cuando renuncio a todo eso. Pero a la vez se me hace increiblemente complicado, que digo complicado, imposible! Llanamente imposible dejar de buscar afuera algo que sé que tengo dentro.

No soy capay de dialogar con  mi alma y aceptarme y trazar un plan de fuga que me saque de la situación en la que estoy. No encuentro las llaves que me abren por dentro y por mucho que quiera asomarme al abismo no doy con él. Y eso me abruma.

Necesito fuerza, inteligencia, amor y lealtad a mi misma para encontrar el camino. Un camino que he de recorrer sóla y que por ahora transcurre a oscuras y a trompicones. No tengo un plan, y eso me aterra. Pero quedarme quieta no va a mejorar nada.


Espero que al final de todo esto haya otra bañera.