Estoy muy triste. Estoy casi infinitamente triste. Y mis conocimientos matemáticos me dicen que casi infinito es infinito.
Así que estoy infinitamente triste.
Soy incapaz de gobernar esta tristeza infinita. Infinita e ingobernable. Pensé que nacía de mis entrañas y que pasaría, como tantas otras veces pasó. Pero no.
Ahora también me arde en el pecho. Y tengo claro que viene de la cabeza.
Cierro los ojos y se me saltan las lágrimas.
Si intento placarla se me acelera el torax y parece que me faltase el aire.
Si intento sobreponerme la sonrisa se me tuerce como la de los payasos.
No es posible ignorarla. Se expande como una pesada pompa de jabón rellena de plomo.
No quiero abrazarla. Porque se lo que me hace. No quiero que me duela tanto. No quiero que me haga pensar en madrugar para ir al río. No quiero que esté aquí,
Pero no puedo hacer nada. Me siento tan triste. Nada tiene sentido.
A veces ya no sé quien soy.
jueves, 25 de julio de 2024
Agua y plomo
Etiquetas:
Exorcismos
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