martes, 23 de septiembre de 2025

Die Zukunft

Pero no que sientas pena o incertidumbre. Tengo planes. Y casi como diría Nacho Vegas, (que no me cae muy allá): son ambiciosos. Tanto que consisten en algo más que sobrevivir. Por lo pronto guardar calma.

 

Y seguir llorando al vivo. 

domingo, 10 de agosto de 2025

Cadáveres en el armario: El vodevil del popurrí (maloliente)

 Ayer, de madrugada, lloraba en silencio unas pocas lágrimas rodeada de gente que lo pasaba bien. La mayor parte de ellas quedaron aún retenidas dentro porque tampoco es plan de ponerse en modo plañidera cuando los colores, la música y el fresco de las noches bávaras de verano le suben el ánimo a casi todo el mundo.


Treinta minutos antes de eso estaba en el baño del garito. Meando sentada, porque es un garito muy limpio, y escribiendo en WhatsApp al Oráculo "¿Se raya todo el mundo tanto como yo?". Pensaba que con la simple interacción, ni siquiera con la respuesta, sino simplemente por el hecho de plantear la pregunta podría cerrar un poco el agujero negro que tenía en el pecho. El parche, como se pudo ver después, duró pocos minutos.


Ocho horas antes de eso estaba decidiendo qué ponerme. Hacía muchísimo calor pero a la vez quería respetar mi necesidad intrínseca y personal de expresarme a través de mi imagen. El problema, (del primer mundo), es que tenía que elegir algo para ir de compras, tomar cervezas, ir a cenar y salir de fiesta. Había quedado a las seis de la tarde y no sabía cuando iba a volver. Sentía que el cuerpo me pedía un rollo urbano pero sin parafernalia. Un vestido... corto. Debería bastar. 

"Pero el de flores no que no tengo zapas que vayan con él. Tampoco el negro de encaje que son las seis de la tarde. ¿Por qué dejé el vestido de animal print en España si esta es la única época del año en la que me lo puedo poner aquí? ¿Y me pongo alguno de Estrella Asesina? Dejé de ponérmelos después de la lesión porque al engordar no me quedaban bien pero yo creo que ahora el de skater debería valerme de nuevo".

Me puse el vestido. Me quedaba como un guante. Hay que agradecer a la marca que fabrique para muchas tallas, (incluidas tallas grandes) y qué sus prendas suelan quedar muy bien. Hay que desagradecer que son moda rápida viento en popa toda vela y que colaboran en la aceleración de la destrucción del planeta de modo que sea no habitable para los humanos. Si lo pienso fuerte, igual hay que darles las gracias por eso también. En fin... estaba flipando con lo bien que me veía y lo bien que me quedaba. Pero no me sentía bien. El agujero negro del pecho absorbió esos felices sentimientos y me devolvió duda. Sentí miedo. Pánico veloz subir por las costillas. Por mi garganta. Por delante de mis ojos. Hasta llegar a mi cerebro. Y de ahí retumbar a mi boca: "Tía, tienes 39 años, no puedes salir así vestida a la calle". Entendía lo injusto y falso de la afirmación pero por algún motivo no podía racionalizarla y me la creía. Y como mi criptonita es la confusión, esta dicotomía me estaba partiendo en dos. el corazón se me aceleraba, la garganta se me cerraba y yo sentía que el ataque de pánico se acercaba de manera peligrosa y directa. Me senté en la esquina de la cama mirando al interior de mi bien surtido armario y me dije en voz alta "Tranquila bonita, lo estás haciendo muy bien. Estás cansada, son días difíciles. Date un poco de cancha". Me "salvó" saber que llegaba tarde y mi capacidad aprendida de estar para los demás antes que para mi, (¡qué de cosas puedes esconder bajo la alfombra cuando tienes semejante super poder! ¡qué de podredumbre, de descomposición, puedes abandonar con una sonrisa cuando prefieres mirar hacia cualquier otro lado en lugar de hacia el jardín donde tus plantas mueren y los pájaros se envenenan!). Siete minutos más tarde salía por la puerta con unos pantalones negros cortos y una camiseta negra que rezaba "Garrido is not Spain". Me sentía absolutamente desaliñada.


Unas 24 horas antes, quizás algo menos, me reencontraba con un chico que me gusta muchísimo. Yo también sé que le gusto a él. Pero por algún motivo, (que a él no le sale de los cojones), la cosa nunca acaba de cuajar. Por desgracia la criatura, (y esto sé que es de manera inconsciente), utiliza conmigo refuerzo intermitente; que para algunas personas es horrible y para mi también pero también es fentanilo. Pocas cosas me destruyen, mientras doy palmas de alegría, tan rápido como eso. Y ahí estaba. Años después de vernos por última vez, danzando de nuevo como un títere astillado al son de sus sonrisas, de sus interrupciones y de su inexistente responsabilidad afectiva. Me fui a casa confusa pero también feliz, tranquila y gozosa, porque él es él y cómo no voy a estar gozosa a pesar de que es la misma puta mierda de siempre. Y todo esto sin darme cuenta de que mi agujero negro consumiría todos esos sentimientos y se haría aún más grande durante la noche.


Aproximadamente 5 semanas antes de llorar en el patio del garito donde todo el mundo esta feliz, volvía de pasar 2 meses en España. Volvía de por fin empezar a entender qué me hace tanto bien allí y por qué no funciona aquí. Venía de haber conocido gente y sitios nuevos, de haber hecho nuevas amistades y consolidado las viejas y de haber disfrutado mucho. Por primera vez me forcé a recordar y a intuir que la vuelta no iba a ser fácil. Que los veranos son calurosos pero desagradecidos y que la agradable brisa nocturna tiende a abrir viejas heridas con sus afiladas briznas de aire. Y aún así, incluso con esta toma consciente de consciencia, llevo 5 semanas sintiéndome como un muñeco de pruebas en un test de choque con varias vueltas de campana. Cierto es que he dado algunos pasos sólidos, como hitos a los que he podido agarrarme en algunos momentos. Pero también es cierto que ha habido algún punto de inflexión en el que he vuelto a perder el norte y no he podido hacer nada más que dejarme llevar de manera violenta arrastrada a través algo que a veces se sentía más como un lodazal donde se bañan los cerdos que como una vida.


14 horas después de perturbar ligeramente la feliz experiencia de algunas personas que bebían, fumaban y charlaban en un patio, estoy aquí; frente a un ordenador, escribiendo todas estas palabras y con una única motivación: sacarme el veneno. Tengo que sacar todo el horror del agujero negro de mi pecho antes de intentar cerrarlo porque si lo cerrase así moriría de sepsis. Así que allá voy, a cucharaditas pequeñas, poco a poco, sacando la ponzoña.

jueves, 25 de julio de 2024

Agua y plomo

 Estoy muy triste. Estoy casi infinitamente triste. Y mis conocimientos matemáticos me dicen que casi infinito es infinito.
Así que estoy infinitamente triste.

Soy incapaz de gobernar esta tristeza infinita. Infinita e ingobernable. Pensé que nacía de mis entrañas y que pasaría, como tantas otras veces pasó. Pero no.
Ahora también me arde en el pecho. Y tengo claro que viene de la cabeza.

Cierro los ojos y se me saltan las lágrimas.
Si intento placarla se me acelera el torax y parece que me faltase el aire.
Si intento sobreponerme la sonrisa se me tuerce como la de los payasos.
No es posible ignorarla. Se expande como una pesada pompa de jabón rellena de plomo.
No quiero abrazarla. Porque se lo que me hace. No quiero que me duela tanto. No quiero que me haga pensar en madrugar para ir al río. No quiero que esté aquí,
Pero no puedo hacer nada. Me siento tan triste. Nada tiene sentido.


A veces ya no sé quien soy.

miércoles, 3 de enero de 2024

H4: Hundido, hijo de puta!

Todo volvió a empezar cuando quedó con él para tomar café. No es que fuera exactamente igual pero definitivamente sí muy parecido, como si un halo descafeinado le hubiera pasado por encima a los sentimientos que despertaba la historia original.

Por otro lado el hecho de que su interlocutor fuera capaz de comportarse como una persona más normal le llamaba poderosamente la atención y la atraía con una fina melodía que ella esperaba (y no, no pienses en eso, y sí, quizás sea diferente, y no, y sí, y dolor de cabeza...), acabase de forma diferente a la anterior pieza que les unió. No es que esperase que hubiera un idilio romantico que acabase en fastos de perdices, (no era tan gilipollas) pero si que tenía la esperanza de que las cosas terribles que había visto en el alma de aquel hombre fueran, en realidad, un error de percepción, (porque en el fondo si que era un poco gilipollas, la pobre).

La mañana después de aquella cerveza, ese reencuentro y esos polvos que habían sido sin duda los mejores desde que lo conocía, le llegó a su nariz emocional un leve tufillo a pasado. Era un olor casi inperceptible, como cuando te tienes que acercar mucho a unos filetes para entender que tienes que cocinarlos ahora o nunca. Entendió que había algunas similitudes entre lo que había pasado exactamente en las Navidades de hacia 4 años y lo que estaba pasando ahora. Y pensó que era gracioso.

A medida que los días transcurrían la gracia se iba diluyendo y la sonrisa se torcía. Entendio que ambas situaciones tenían mucho más en común de lo que ella había imaginado. Pero como seguía siendo la misma persona siguió dando los mismos pasos, no ya para tropezarse con aquella misma piedra. Sino para escalar aquel peñón enorme de nuevo. El edor a corrupción y miseria del pasado empezó a llenarlo todo, cada particula que conformaba el aire era pútrido y fétido y lleno de la profunda tristeya de antaño. El estomágo se le encogía y tenía dolor físico ante la perspectiva de que, de nuevo, el único motivo porque el que él la había rondado con tanto empeño y decisión, por lo que había mostrado interés y le había escrito incluso en las más lejanas distancias era solo uno: sacarse el veneno. Y ahora que ya lo había hecho y lúcido suficiente como para sopesar que ella tenía VPH no volvería a hacerlo jamás. Lo peor es que ella sabía que iba a pasar esto desde el pincipio. Y no hizo nada más que confiar en algo que sabía que no iba a pasar.

Aún siendo la misma persona y aún siendo bastante gilipollas, esta vez (igual que la anterior), cogió su dolor, cogió su orgullo, cogió su sinceridad y su valentia y empezó de nuevo la que sería, otra vez, la última conversación. Lo que cambió y lo que esperemos que cambie el rumbo de nuestra protagonista es que esta vez no hubo reproches, ni muestras de daño causado, ni tan siquiera le pidió responsabilidad alguna por la innanición de actos de él. Sólo un Feliz Año Nuevo, una pequeña charla intrascendete para ella, y un "cuídate".

Ella nunca sabrá lo que pensó él, exactamente en aquel momento. Nunca sabrá si entendió que ella estaba cerrando una puerta y dinamitando una roca. Se quedará ciertamente con las ganas de saber si la echó de menos para algo más que para follar y por qué tanto empeño en hacerlo con ella cuando hay tantos otros seres humanos en el mundo. Pero todas esas pequeñas intrigas quedarán eclipsadas por un hecho cierto y es que aunque sea con 4 años exactos de diferencia ella por fin hizo lo correcto.

Se acabó la partida.


martes, 31 de enero de 2023

Alta terapeútica

La primera vez que esta canción me arañó el corazón debió de ser a la altura de Septiembre. Una noche de vuelta a casa después de cenar y tomar algo entre semana, recorría el camino conocido en el sentido que menos me gustaba: del centro a casa. No me gusta porque abandonas la zona más iluminada para adentrarte en un camino oscuro y estéril, de sombras que se dibujan en la penumbra y amplias posibilidades de cruzarte con gente que parece de todo menos normal.


Oh the sisters of Mercy, they are not departed or gone


 Al final de esta frase yo ya sabía que iba a llorar. Pero no sabía por qué. Las lagrimas iban rodando hacia abajo por mi cara y yo caminaba impertérrita tratando de averiguar qué me hacía sentir así. Entonces apareciste tú como un flash en mi cabeza y con la misma velocidad desapareciste.


La segunda vez fue durante uno de esos extrañamente tibios dias de Noviembre. Paseaba junto al Danubio con el sol iluminándome la cara.


They were waiting for me when I though that I just can´t go on


Misma historia. Los ojos inundado en lágrimas y una extraña sensación de desconocimiento que me daba impresión de confusión tragicómica.


And they brought me their comfort and later they brought me this song


Y de nuevo apareciste en mi cabeza. Y la sensación de desconocimiento desapareció porque supe exactamente lo que tenía que hacer: esto.


Oh, I hope you turn into them, you who´ve been travelling so long.


Así que aquí estoy, escuchándola por tercera vez y sabiendo cómo va a acabar pero esta vez de manera controlada y usándola como escusa para darte las gracias.

Gracias por aceptarme, por ayudarme a deshacerme de la angustia y el dolor innecesario.


Yes you who must leave everything that you cannot control


Gracias por enseñarme que yo no soy culpable de muchas de las cosas que creía que sí. Y por mostrarme que no tengo que cargar con pesos emocionales que no me corresponden. También gracias porque me has enseñado a cuidarme de maneras que no creía que existían.


It begins with your family but soon it comes around your soul

 

Muchas gracias por darme crédito, escucharme y creer en mi. Por hacerme ver que porque un comportamiento suceda mil veces eso no lo convierte en justo. Y por enseñarme mecanismos para que no vuelvan a suceder y ayudarme a comprender que "yo" soy más que mis manías. compulsiones y rituales.


Well I´ve been where you are hanging, I think I can see how you are pinned: 

when you are not feeling holy, your loneliness says you have sinned

...

 

Gracias por mostrarme que no hay nada de malo en las decisiones que tomo o en la vida que quiero llevar y que tengo que pensar en mi. Por exponerme y hacerme ver que mis capacidades y mis aptitudes son super válidas y que tengo razones para sentirme o actuar de determinadas maneras aunque el resto, o algunas personas, no las entiendan.


If your life is a leaf  that the seasons tear off and condemn

...

 

Gracias por salvarme la vida. Por devolverme la alegría, por quitarme las terribles ideas de muerte de la cabeza, por ayudarme a volver a disfrutar de las cosas que hago, por barrer la miseria de mi existencia.

Y aún te tengo que dar las gracias por dos cosas más. La primera porque en la primera sesión me preguntaste que qué esperaba yo de la terapia y creo recordar que mis palabras fueron: "Yo sólo quiero dejar de llorar". Así que muchas gracias porque ahora sólo lloro cuando es necesario y normalmente por cosas que me emocionan positivamente.


When I left they were sleeping, I hope you run into them soon.

Don´t turn on the lights, you can read their address by the moon.

 

Y la segunda cosa que quiero finalmente agradecerte es por haber sido mi musa hoy. No es que me fuera a olvidar de ti pasado mañana pero ahora sé que siempre te llevaré aún más dentro.


lunes, 26 de septiembre de 2022

Las mujeres de mi vida

Es curioso como, desde casi siempre, si pienso en las personas importantes de mi vida, de alguna manera torticera y extraña siempre se acaban colando, casi por inercia, más hombres que mujeres en la lista. Incluso si pienso en interacciones puntuales con un gran impacto en mi vida, acaban sumándose a la lista más nombres masculinos que femeninos.

 Pareciera que tenga más sentido o que aportan más o que te dan más chocopuntos por añadir muescas, mellas, cicatrices y elevaciones de ellos que de ellas. Aunque para ser sincera, ahora que ya tengo unos años y que soy, lentamente, capaz de ver el heteropatriarcado en mis ojos y también, y también lentamente, de fijarme en las interacciones con mis congéneres y darle el peso que se merecen y necesitan; me siento yo en la propia necesidad de rendir un humilde tributo y de construir este altar de palabras dedicado a todas y cada una de las mujeres de mi vida.

Empezaré por el Amor de mis Amores. Y quiero empezar por ella, porque como en el amor heterosexual romántico de las películas, la tuve, la perdí y volvió a mis brazos con mayor intensidad que antes. Nunca pensé que me pudiera sentir tan cerca de alguien estando tan lejos durante tanto tiempo. Nunca me imaginé que encontraría a alguien tan generosa ni tan sabia pese a su edad. Nuestra loca historia de amor empezó en una carnicería, (según ella), se consolidó bailando frente a más de 100 personas y sigue viva porque… por mi parte porque me hace sentir dichosa. Habría que preguntarle a ella por qué.

No puedo olvidar a las tres fantásticas sorpresas que me ha traido la primera mitad del 2022: Irene, que me ha enseñado a no correr pero sí sudar, abriéndome un hueco en una lista en la que la mayoría no sólo teníamos situaciones especiales físicas sino también emocionales. 

Sara que me ha mostrado que incluso estando confusa, dolida, herida y desmotivada se puede seguir siendo un ser humano excepcional, empática, dulce y fuerte. De una manera en la que ella ni siquiera es aún consciente. Sólo puedo esperar que la vida le conceda todo lo que se merece y que ella se permita ser feliz. 

Y la última, pero no por ello menos importante mujer de la lista de personas mujeres maravillosas de este 2022: Julia. Julia es un unicornio al que si le preguntas si los unicornios existen te dice que no. Dulce y cariñosa, parece delicada, casi débil… te engaña. Bajo esa piel se esconde una mujer que si bien es cariñosa, dulce y super honesta, también es resistente, fuerte como el diamante, con una voluntad inamovible y una energía inagotable. Un regalo para este mundo y quienes tenemos la suerte de conocerla.

Tengo que decir que, a través de esta tardía reflexión sobre estas tres mujeres, he sido capaz de estimar. Aún con mayor exactitud, la admiración, el respeto y el profundo amor que ya sentía por otras mujeres. Esta nueva perspectiva me la oportunidad de poder identificar y definir mejor aquello que me maravilla y me une a otras mujeres.

Cómo Beccs, sólo sé una mínima parte de las cosas por las que ha pasado esta criatura y ya me parece que la mayoría de nosotros ni siquiera hubieramos sobrevivido. Pero ella no es como nosotros, ella es increiblemente fuerte y positiva y encuentra su camino, aunque a veces no sea el más correcto o el más fácil a ojos de los demás. Y yo no puedo más que mirarla boquiabierta y pensar que su fortaleza es simplemente brutal.

También Beah, a quien desterré de mi cercanía porque me parecia incompresible e ingobernable y sin quien ahora no podría imaginarme. Siempre dispuesta y siempre empática. Y siempre ayudándome.

No hay un día en que no piense en Araceli, se me saltan las lágrimas sólo pensar en lo mucho que la he tenido que asustar y lo fuerte que ella ha sido parta que no se le note. Hay poca gente con más disposición paya ayudar mientras mantiene la cabeza fría y no podría alegrarme más de que sea mi hermana.

Qué decir de Maria ? Que me da esperanza de que las nuevas generaciones sean mejores teniendo claro un feminismo, un hermanamiento con su género, (en lugar de enfrentamiento), y una lista de "red flags" conocida e interiorizada que ya hubiera querido yo a mis 20.

Y hablando de tocayas, nunca es demasiado pronto para hablar de mi madre. El problema es que ni juntando todas las palabras del mundo le haría justicia a una mujer que lo ha dado y lo da todo por mi. Pese a los años y la distancia generacional no puedo más que darle las gracias por el infinito esfuerzo que ha hecho siempre por entenderme, escucharme, confortarme y hacerme sentir querida. Siempre anteponiendo mi bienestar al suyo. No podría quererla todo lo que se merece ni aunque viviera 1000 vidas, pero hago lo que puedo.

También Bea me ha enseñado, a través de los años, varias valiosas lecciones. Quizás la más importante sea que puedes ver tus planes y sueños hechos realidad sin necesidad de renunciar a ser la misma maravilla de persona que has sido siempre. Aunque últimamente también me acuerdo de ella por la fuerza estoica que me ha mostrado en muchos momentos en los que yo hubiera flaqueado de cuerpo, alma y corazón. Espero que algún día pueda
disfrutar del San Bernardo, que es lo único que le falta.


A estas alturas no puedo mentir, estoy dilatando escribir sobre Claudia. A ella ya le he dedicado un par de cartas llenas e palabras honestas y necesarias y tengo miedo de no estar ahora a la altura en esta epístola grupal. Creo que la única manera de no decepcionar(me) es centrarme en esta nueva faceta que conozco de ella. Empezó en la última quedada antes de Navidad en 2021 en la que estuve, cuando le dije que lo había dejado con Paul y ella me dio un abrazo que podría haber calentado el vacío del universo. Ahí empecé a fijarme en una dimensión que, aunque conocida, nunca había medido en Claudia: su profundidad. Un poco la versión espiritual de encender una bengala, lanzarla a la oscuridad en un hoyo y esperar a que deje de caer, contando los segundos, para poder calcular la distancia. Y aquí me hallo, esperando a que deje de caer y comprobando que, como bien me dijo Carmen, Claudia se mueve verdaderamente entre lo divino y lo humano. Pero más cerca de lo divino.

Y hablando de Carmen y de como esperó, según era su deseo, a cumplir la edad de su madre, 104 años para dejar que Dios se la llevase a su lado. Una mujer a la que el amor, el de los evangelios, el de verdad, el de con los ojos cerrados y sin prejuicios, era el único que le valía y el que regía su vida. Lamento no haberla podido visitar en su último año y medio de vida pero por otro lado tengo el consuelo de que si el cielo no existe, habrá sido inventado para ella.Tengo el segundo whisky a la mitad, (sí, esto me pilla en medio de Lobo y he sido interrumpida unas cuantas veces), y noto que cuanto más pienso más se me acumulan las palabras y esas excepcionales mujeres a las que proyectar con ellas.

Casi se me escapa Marta, con esa sonrisa perenne en los labios y todo ese amor tan limpio y perfecto que le rebosa por los poros. La clase de persona con la que la distancia no supone separación y el paso del tiempo es inexistente. La clase de maravilla que siempre está ahí para escuchar, apoyar y aconsejar. Le debo mucho más de lo que ella puede imaginar.

No puedo evitar tener en especial estima a Paula, a la que conocí en el Z ! y que me mostró como de buena anfitriona se puede ser a la hora de permitir a alguien conocerte y sentirse cerca de ti. 

Mis pensamientos también van para Erika, que me ha demostrado que se puede ser una dama de hierro y no tener nada que ver con el saco de mierda de Tatcher, que tener éxito no está reñido con la sororidad, la empatía y la justicia laboral.

A Rocio, que pese a la adversidad, tiene siempre un "qué tal?" y muchas palabras y obras. Y además, aunque esto no tenga relevancia emocional, siempre me ha parecido de las mujeres más guapas que he conocido.

A Sara, por muchas cosas, de las que querría destacar dos. Nunca he conocido a nadie con tanta cantidad de trabajo y tanta necesidad de horas extras y tanto derecho a estar enfadad y que a su vez siempre tuviera a los pacientes en mente, cuando el resto del mundo le estaría prendiendo fuego a todo. Además, siempre esta preparada para ayudarte a tirar todas esas cosas que tu bi sabes que no necesitas, pero ella sí. Y que aunque parezca un simple acto de limpieza, es más un exorcismo y ella el Padre Karras.A Sandra por su sororidad.

A terribilitá por sus stories y por compartir parte de su vida sentimental y permitirme a ratos verme reflejada en ella. A Rebeca, porque como dice Terribilitá, es muy bonita y yo muero por sus captions. A Jed Phoenix por cambiarme la vida aunque no lo sepa, espero algún día encontrar las palabras para contárselo. A mis dos profes de frances: a la primera por enseñarne el idioma aunque no fuera maja y a la segunda por ser maja aunque no aprendiera demasiado. A Rebeca, mi profe de inglés con la que aprendí la mayoría de lo que sé del idioma. A Rose por enseñarme a bailar el Hookie Cookie en el viaje que me cambio la vida. A mi vecina del tercero, a la que la depresión le gano la batalla mientras yo estaba en el salón, (sólo tú sabes cuantas veces intentaste sobreponerte a lo único que te iba a liberar del sufrimiento. Gracias por dejarme jugar con tu gato).A mi abuela materna, siempre me quede con ganas de peinarle la larguisima cabellera blanca. A Emma Gördgard porque siempre me defiende en Twitter y me encantaría conocerla. A Tere y a Rosa por empezar a mejorar el barrio a base de invertir su tiempo libre. A las carniceras de la esquina, nunca una tienda se sintió tanto como casa. A las cajeras del Edeka, porque se sienten cercanas aunque no lo digan, A Día, por acordarse de mi en el momento más importante. Estoy deseando volver a abrazarla.Y a tantas mujeres poderosas, bellas por fuera y por dentro, empáticas y maravillosas.

Y por último a mi. La mujer más importante de mi vida. Hace un año no hubiera tenido la lucidez de escribir esto. De hecho no tenía ninguna lucidez. Así que un último hurra, viva y bravo. Por seguir intentándolo aunque a veces no sepa siquiera que es lo que hay que conseguir.

Gracias a todas. Alimentais mi vida y mi alma de manera que a veces ni siquiera entiendo, pero que solo puedo agradecer.

domingo, 22 de mayo de 2022

Bathtube sex

No puedo dejar de pensar que hace un año estaba follando en una bañera.Y no puedo, tampoco, dejar de comparar esa situación con la actual: aquí, sentada, escribiendo y sintiéndome profundamente sola. Y lo que más me jode es echar de menos ese día, sabiendo que en realidad, nada funcionaba como debería debajo de la jabonosa superficie que me rodeaba.

Es increiblemente doloroso y, a la vez, me enfada profundamente, echar de menos momentos como ése porque sé que eran destellos de una felicidad lejana, aturdida por la depresión. Supongo que a la vez me culpo pensando que ahora que estoy saliendo de mi propia caverna debería estar contenta en lugar de sentirme miserable por tomar consciencia de mi realidad.

No sé, uno piensa... Yo pensaba que una vez tuviera controlada la ansiedad y la tristeza todo volvería a la normalidad. Y, de algun modo, lo ha hecho. Pero la normalidad no es la misma que era antes y ahora todo parece difícil, lejano, triste y solitario. No importa cuanta gente tenga alrededor, el miedo a la certeza de que se irán o me iré, aunque sea a dormir, hace que no pueda disfrutar de los momentos que comparto con ellos como debería. Además, los cimientos sobre los que he construido mi vida se tambalean, y yo ni siquiera sé hacía dónde saltar o como seguir.

Hay determinados momentos donde simplemente estoy. Existo y hago cosas aunque no tengo claro el por qué he de hacerlas. Hay momentos en los que todo pierde su significado y dejo de entender por qué hay un planeta llamado tierra, lleno de gente que hace cosas y que además está motivada para hacerlas.A veces no entiendo por qué ir a tomar algo, esforzarte en cocinar algo rico o en hacer deporte. Tampoco entiendo las relaciones, ni siquiera la que tengo conmigo misma. A veces me encuentro a mi misma hablándome, dándome ánimos o explicándome por qué hay que hacer algo. Y muchas veces ni siquiera me creo cuando me digo esas cosas.

Así que, como ya he mencionado, estoy enfadada: Por qué ahora que tengo toda la información no soy capaz de curarme? Por qué tengo qué seguir sintiéndo todo este dolor? Este miedo? Esta angustia? Esta soledad que lo engulle todo y me parte en mil pedazos? Por qué no puede ser menos perspicaz o más abiertamente tonta como para no darme cuenta de lo jodido y complejo que es todo? Por qué no puedo ser como los demás y conformarme con lo que parece hacer feliz a la mayoría?

He intentado dejar mis rarezas, cortar mis ambiciones y dejar de perseguir el placer en la forma en la que me eleva. Lo he intentado con todas mis fuerzas. Y me es imposible. Me estalla la cabeza. Odio mi vida y no la reconozco cuando renuncio a todo eso. Pero a la vez se me hace increiblemente complicado, que digo complicado, imposible! Llanamente imposible dejar de buscar afuera algo que sé que tengo dentro.

No soy capay de dialogar con  mi alma y aceptarme y trazar un plan de fuga que me saque de la situación en la que estoy. No encuentro las llaves que me abren por dentro y por mucho que quiera asomarme al abismo no doy con él. Y eso me abruma.

Necesito fuerza, inteligencia, amor y lealtad a mi misma para encontrar el camino. Un camino que he de recorrer sóla y que por ahora transcurre a oscuras y a trompicones. No tengo un plan, y eso me aterra. Pero quedarme quieta no va a mejorar nada.


Espero que al final de todo esto haya otra bañera.