lunes, 10 de diciembre de 2007

Germinal

Entre mis brazos, sintiendo su temperatura sobre mi piel, con su cabeza apoyada sobre mi pecho. Sintiendo su respiración en mi cuello.

Giré mi cara y clave la mirada en aquellos profundos destellos que emanaban de sus ojos. Y los míos se empaparon y lloré. Lloré de felicidad y de dolor. Porque amarle me dolía. Profundo y desgarrador.

Cierto era que me abarcaba por completo, desde la punta de los dedos de mis pies, hasta el final de mis cabellos. Y su amor, o el mío, porque yo desconocía ya que era suyo y que era mío, e igual me daba porque yo sólo lo quería a él; nuestro amor, rugía en mi pecho arrancándole sonidos de más a mis aurículas y a mis ventrículos. Y en mi alma, en mi triste y penosa alma, en esa alma, desalmada tiempo atrás; ahí crecía, mecido por una etérea sensación de seguridad, mi espíritu.

Y felicidad era lo que transpiraban todos y cada uno de mis poros al observarlo así, con toda la calma del mundo tras la tormenta, tras el crepitar de los cuerpos, tras la violencia y la pasión irracional, tras sus espasmos entre mis piernas. Tras ver pasar ante mi, toda la energía del universo.


Así, entre mis brazos, sintiendo su temperatura sobre mi piel, y de nuevo con su cabeza apoyada sobre mi pecho descubrí que ya nunca podría contemplar la vida si no era a través de sus ojos.

1 comentario:

Guille dijo...

que no firme no significa q no te siga leyendo... ;)

y...

quiero otra entrega del maton que se metio en el bar y se carga a todo quisqui solo xq un tio le llamo gilipollas a media tarde.... :"

me has convertido en un sadico :$