lunes, 29 de octubre de 2007

Perfección

Todo olía como él. Desde que abrió la puerta, dejando sus cosas en el suelo, mientras fregaba la pila de platos, y más aún cuando cerró tras de sí la puerta de su habitación, el perfume de su piel, impregnado por todas partes, le perseguía.

Su pituitaria era la encargada de evocar todas y cada una de las escenas producidas en las últimas horas: y todo era amor y todo sonrisas de felicidad y miradas cómplices y caricias eternas y besos regalados, y robados, y horas de sueño compartidas.

Al hacer memoria recordó detalles, pudo reproducir con total fidelidad el sonido de su risa, su respiración tranquila mientras él dormía y ella se peleaba con Morfeo porque aquella noche se negaba a caer en otros brazos que no fueran los de él.

De todo aquello, ahora, sólo le quedaba una camiseta, un disco de Pearl Jam y una eternidad de recuerdos casi perfectos.

Y hubieran sido perfectos si ella no se dejara una y otra vez las misma putas palabras en el tintero.

1 comentario:

Guille dijo...

te lo he dicho, pero...

es genial, me encanta...

y sigo intentando copiar tu genial estilo en mis post... intentando :)

un besazo!